jueves, 19 de junio de 2008

Verano.

Con este poemilla quiero darle la bienvenida al verano, una época feliz para los estudiantes, sobre todos los jóvenes. Ahora que ya hemos acabado este curso, pues me puse con ésto, a ver como ha salido. Por cierto, suerte con los exámenes Juan!


Cuando tu pelo dorado brilla al Sol,
reímos, nos miramos, nos besamos,
estando sentados a la sombra,
entonces, te das cuenta que es verano.

También esos días en la cama,
o sentado en aquel antiguo sillón,
cubierto de viejos trapos rotos,
quizás desgastados por la luz del Sol.

Cuando esperas que llegue la noche
y descansar de tan caluroso día,
cuando sólo piensas en lo mismo,
besarte, mirarte mientras sonreías.

Mientras sentado a la luz de la noche
intentado escuchar el más puro silencio,
intentando dormir bajo la luz de la luna,
quiero estar contigo, sin ti, no puedo.

Y ahora, tiempo de luz y color
con pequeños bichos alrededor de la flor,
como si se tratase de la única del desierto,
única como el verano, donde reina el Sol.

jueves, 5 de junio de 2008

Clases...

Para mis compañeros de clase. He cambiado un poco el tema de éste último, le he hecho caso a mi hermano y a madre, ya que me decían (sobre todo madre) que era muy triste. ¡Ah!, Juan lo de triste también va para ti, cosas de madres...


Aquí, sentado en una silla,
con un libro delante,
escribiendo esto,
pensando en cosas que no debería.

Sólo un pensamiento inunda mi mente,
no sé si eres tú,
o es tu precioso aroma.
Confundido, no lo sé exactamente.

Un rayo de sol ilumina mi cara,
un rayo luminoso,
un rayo que deslumbra,
uno de esos que salen por la mañana.

Levanto mi cabeza, y miro.
Un paisaje de colores,
rosa, rojo, blanco,...
y al fondo, allí al fondo, amarillo.

Los minutos pasan lentamente
mientras alguien habla
sobre exámenes,
recordando sus notas mentalmente.

Y ahora alguien se levanta,
libro en mano,
hacia el profesor,
y le pregunta algo sobre lo que dudaba.

Todos diferentes pero iguales,
mismos pensamientos
durante la mañana...
que llegue el fin de las clases.

lunes, 2 de junio de 2008

Ausencia.

Y te fuiste.
Me quedé solo, pensando en ti,
tirado, a la orilla de la carretera,
abandonado.

Allí me dejaste,
perdido, si nada alrededor,
sólo existías tú,
y te fuiste.

Deseaba que aquel momento durase,
que nuestros cuerpos se fundieran,
sólo pensaba en ti,
y me abandonaste.

Ahora te llamo, te busco,
repaso todos los rincones de mi alma,
pero no te encuentro.
Desapareciste.

No dejaré de buscarte,
me basta con ver tu sonrisa,
sueño con besar tus labios...
te encontraré.